¿Por qué utilizamos los grados Kelvin para indicar la temperatura del color?
La temperatura del color, como hemos visto, es un valor científico, expresado en grados Kelvin, que asociamos a las diferentes tonalidades de color de la luz emitida por una luminaria. En una escala que va de 1000 a 12.000, cuanto mayor sea el número de grados Kelvin, más azul (fría) parecerá la luz y viceversa, cuanto menor sea el número de grados Kelvin, más tenderá la luz al amarillo (cálida). En física, se utilizan los grados Kelvin porque es la misma unidad de medida que define la temperatura a la que arden las estrellas. En efecto, las estrellas emiten luz quemando grandes cantidades de gas. La temperatura a la que arden estos gases se mide en grados Kelvin y, a medida que cambia la temperatura, también cambia el color que emite la estrella: colores que van del amarillo, al blanco y al azul. Por ejemplo, si una estrella arde a temperaturas comprendidas entre 2700K y 4000K, se trata de una estrella amarilla.